Esta serie de pinturas es una lectura personal del mundo que nos rodea a los urbanitas occidentales.
Estamos constantemente invadidos por información e imágenes que frenéticamente nos llegan por los medios de comunicación, los carteles luminosos o redes sociales. Estas se agolpan en nuestra mente sin que lleguemos a procesarlas, formando un conglomerado sin sentido, caótico y sin orden. Esto lo traduzco en la obra asfixiando la composición, abusando del “horror vacui”y usando un lenguaje cercano al grafiti. Colores fáciles y alegres que transmiten a pesar de ello un cierto desasosiego e inquietud.